
Se ha mercantilizado la sociedad. Todo se hace buscando algo a cambio. Se busca la utilidad de todo, se instrumentalizan las relaciones con los demás. Hablemos sin tapujos, cuando yo instrumentalizo mi relación con otro, le estoy manipulando ¡así de claro!
Cualquier persona que tiene obligaciones de gobierno tiene una fuerte tentación de tratar así a sus colaboradores o colegas de otros departamentos.
Por mucho que nos empeñemos con nuestro actuar, las personas no son “medio”, no son “instrumento”, ni “recurso”. Nos guste o no, somos un fin en si mismo. Cuando nos tratan como medio -nos manipulan- sentimos repugnancia; nos sentimos incomodos, mal tratados. Pensamos de una manera más explícita o implícita que éste no es un entorno de confianza donde realizar mi “voluntad creativa”, donde trabajar dándome entero. Quizá no me quede más remedio que trabajar en este ambiente, o por ende todos los que he conocido hasta el momento son iguales y al final me muevo por el refrán: “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Pero ya, que no me queda más remedio que aguantar, quiero recompensas: sólo trabajo por dinero, compensaciones, no me pidas que me involucre con la empresa, sólo estaré de una hora a otra hora...etc.
Repito mi grito de guerra: “ecología humana”, tratemos a las personas como lo que son: “personas”. Si las tratamos como utillaje, no te quejes del "nuevo" talento.
Perdonadme, pero cuando hablo de “líder ético” éste es el principio de partida. Desde esa posición podemos intentar -no exento de dificultades- “generar el ambiente adecuado para que mi equipo humano se entregue a la visión, misión y objetivos de la compañía”. Todo lo demás ....palabrería de RRHH.
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