martes, 23 de septiembre de 2008

Psicóloga laboral aconseja a los desempleados no perder el ritmo de actividad y apoyarse en la familia

Europapress - 04/09/2008


MADRID. La psicóloga laboral y profesora de Psicología del Trabajo de la Universidad Rey Juan Carlos, Elena Thomas, aconsejó a aquellas personas que se encuentren en situación de desempleo que "no pierdan el ritmo de actividad" para no caer en la falta de autoestima y que acudan a sus familiares y amigos para buscar un apoyo social "muy importante".

En declaraciones a Europa Press, en primer lugar recomendó, tras resolver los trámites legales, buscar trabajo de manera inmediata como si de su nueva actividad se tratase, ya que ésta puede ocupar "unas ocho horas diarias de trabajo" y así lucharán contra la falta de estima, "la primera damnificada" en una situación de desempleo.

Además, Thomas aseguró que, tras una primera sensación de "estupefacción" que se experimenta, se tiende a auto atacar la propia estima con mensajes como "no valgo nada o por qué a mí", puesto que el trabajo juega un papel "central" en nuestra vida. Llegado ese punto, "la familia, los amigos, todo el mundo empieza a tambalearse un poco", por lo que los "apoyos sociales que una persona pueda tener son muy importantes", concretó.

Por otro lado, apuntó que también se puede pensar en cambiar de mentalidad y plantearse la incursión en otra profesión diferente, llegando incluso a "bajar el nivel de expectativas". "Si antes era directivo de una empresa, ahora puedo entrar a otra empresa de otra forma y, quizás, el nivel de vida no lo puedo mantener", ejemplificó.

Así, concretó que aquellos trabajadores que tienen un contrato de caracter temporal, "tienen más recursos para enfrentarse" a una situación de desempleo, puesto que estarán más acostumbrados a afrontarla. "No es agradable, pero saben qué hacer, cómo moverse", subrayó.

fuente web: losrecursoshumanos.com

sábado, 20 de septiembre de 2008

José Ramón Pin: "Todos funcionarios"



Artículo publicado en Negocio y estilo de vida

03 de septiembre de 2008



Los datos del ILCA (Indicador Laboral de las Comunidades Autónomas) confirman la tendencia a la recesión: "El colectivo de desempleados concluirá el año con un aumento del 30,3% sobre el año anterior". En número de parados a final de 2008 será el más elevado desde 1998. Pero dicen algo más.

Casi la totalidad de los puestos de trabajo creados el último año fueron en el sector público, que sólo en el segundo trimestre de 2008 contrató 67.100 personas. Ahora el número de empleados públicos es de casi tres millones. 2.941.800 si la estadística no falla. Otro record.

Por el contrario, ese mismo trimestre, descendieron los autónomos, 15.800. Es decir, que los que 'se la juegan', arriesgando su tiempo y trabajo, están siendo sustituidos por los que 'van a lo seguro'¿Será éste el nuevo modelo económico al que los expertos del gobierno quieren ir? ¿Un país de empleados públicos con cada vez menos emprendedores?.

Con estas cifras que anuncian más gasto público, y la disminución de ingresos fiscales por la crisis, el superávit de las cuentas públicas tenderá a ser déficit. Ante esta situación una fórmula para que no crezca ese gasto es congelar los salarios de los empleados públicos.

No es de extrañar que entre las medidas del Gobierno contra la crisis estén: a) la reducción de la oferta pública de empleo (se pusieron la venda antes que la herida contratando antes); b) una subida salarial menor que la infl ación para los funcionarios. En el Ministerio de Economía se deben haber alarmado, pues debían conocer estas cifras antes que el público en general, y las han incluido en el 'paquete anti-crisis'. Ya veremos como responden los sindicatos del sector.

En economía, como en otros campos, 'una cosa es predicar y otra dar trigo'. Después de cargarse de empleados, las Administraciones Públicas nos dicen que se arrepienten, que no lo harán más. Confesado el pecado entonan el 'propósito de la enmienda'. Pero la penitencia se la ponen a los ciudadanos, que van a tener que pagar impuestos, vía declaración o por medio de la inflación que genera el déficit público. También a los funcionarios congelando el sueldo. Pagando 'justos por pecadores'.

Con el antecedente de los 400 euros de las elecciones pasadas, puede que nuestras autoridades políticas copien la anécdota del parlamentario español de los años treinta. Cuando llegó a su circunscripción, después de salir elegido, preguntó: ¿qué queréis que haga El pueblo congregado respondió: ¡colócanos a todos! Hoy dirían: ¡haznos todos funcionarios! Es posible que lo consiguieran. Eso dicen estas cifras.

José Ramón Pin es profesor del IESE

Web de Negocio y estilo de vida



miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿Cómo se genera la confianza?


1º Siendo coherente. Coherencia entre lo que digo y lo que hago. Coherencia entre mis valores y mis acciones.


2º No buscar ni directa ni indirectamente el mal de nadie, “sino llegaríamos a decir que Hitler era un tío muy confiable, ya que era muy coherente; pensaba que los judíos eran inferiores y usó contra ellos las cámaras de gas entre otras formas de exterminio”


3º No utilizar la manipulación en el trato con los demás.


4º No hacer a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti (incluso cuando somos jefes).


5º Buena educación.


6º Buscar el bien común, por encima de mi legítimo interés particular.


7º Ser competente en nuestra área (implica la formación continua).


8º Autocontrol suficiente para no dejarnos llevar por nuestro estados de animo, y elegir libremente una actitud sosegada y abierta hacia los demás y hacia los problemas.


9º Mantener la calma y el sosiego en las crisis (aunque tengas que actuar).


10º Prudencia: antes de emitir un juicio o actuar, verificar toda la información y los diferentes puntos de vista.


9º En la comunicación: ser transparentes.


10º Creer en la gente (arriesgarse a que te la peguen, aunque te parezca una ingenuidad).


11º Ser paciente (manejar sin prisas los tiempos).


12º Lealtad a la palabra dada



martes, 16 de septiembre de 2008

Alfredo Pastor: "Medidas de verano"


El pasado 14 de agosto se reunió el Consejo de Ministros para aprobar un conjunto de medidas destinadas a hacer frente a la que por fin se llama crisis; es de buena educación corresponder con un comentario al sacrificio del Gabinete.

La crisis tiene dos aspectos, interdependientes pero distintos: por una parte, el reventón de la burbuja inmobiliaria y la crisis de liquidez consiguiente afectan directamente a la demanda, tanto de inversión como de consumo, y amenazan el crecimiento y el empleo a corto plazo; por otra, hay una cierta complacencia y una concentración excesiva en una actividad de baja productividad como es el conjunto inmobiliario-construcción, que dan como resultado una inflación mayor que la de nuestros socios y un déficit comercial muy grande y creciente, síntomas ambos de poca salud. Las medidas adoptadas por el Gobierno se dirigen a uno y a otro aspecto.

Urgente: el gasto

Las medidas más importantes por el lado de la demanda tienden a paliar los efectos de la crisis de liquidez sobre la financiación de viviendas, así como sobre las pequeñas y medianas empresas (y, por consiguiente, sobre la inversión), facilitando avales y garantías; a mejorar la renta disponible de algunas familias mediante la supresión del impuesto sobre el patrimonio, y a tranquilizar a trabajadores y pensionistas (y, por consiguiente, a sostener el consumo) con la promesa de mantener el gasto social.

La orientación de estas medidas es correcta; seguramente no se harán demasiadas tonterías con ese dinero. Pero el diablo está en los pliegues, y aquí los hay: no se trata sólo de que los trámites necesarios para acceder a las ayudas puedan hacer éstas inoperantes, o de que las cantidades sean tan exiguas que no tengan efecto alguno.

Tres aspectos cualitativos merecen comentario; por una parte, algunos ministerios anuncian cambios normativos (por ejemplo, en el ámbito de la vivienda). Este es un error, aunque comprensible en un ministerio que quiere demostrar que sirve para algo: la práctica mostrará que los cambios normativos son lentos y laboriosos (se trata, sin ir más lejos, de competencias transferidas), y que la actividad correspondiente se paraliza mientras se van aclarando las cosas: el anuncio producirá un efecto opuesto al deseado.

Por otra parte, el Gobierno decide aumentar los recursos destinados a la ley de Dependencia reduciendo en un 70 por ciento la oferta pública de empleo (el número de plazas de funcionarios que serán convocadas). Desde el punto de vista del gasto, ésta parece una decisión equivocada, ya que los canales por los que han de discurrir los recursos destinados a desarrollar la ley están seguramente menos consolidados que los hábitos de gasto de los funcionarios.

Por último, el mantenimiento del llamado gasto social no garantiza que vayan a ser atendidas las situaciones de verdadera necesidad creadas por la crisis: éstas se concentrarán en trabajadores desempleados, en situación irregular o con periodos de cotización insuficientes; todos ellos al margen de los canales de la Seguridad Social.
Importante: medidas estructurales

En este apartado se recogen elementos muy heterogéneos: objetivos de eficiencia (supresión de trámites, de cargas administrativas a las empresas), de aumento de la competencia (en el tráfico de mercancías por ferrocarril) o de liberalización (libre acceso al ejercicio de las profesiones, modernización de los colegios profesionales).

Todos ellos tienen características comunes: si bien contribuyen a una economía más adaptable, no existen instrumentos para su puesta en práctica (como existen para la política monetaria o la fiscal), no tienen responsables claros (el Ministerio de Economía se limita a elaborar un catálogo de buenos deseos) y encuentran resistencias fortísimas que el poder político rara vez tiene el valor de vencer. Por eso, los avances son siempre lentísimos, y, si las mismas medidas vuelven a salir del cajón de vez en cuando, es porque nadie ha sido capaz de llevarlas a la práctica. La oposición las califica de refrito: pero ¿por qué no las impulsó cuando estaba gobernando?

Y no deja de ser gracioso que, según dicen los periódicos, un partido que se ha resistido siempre a aplicar algo más fuerte que el agua oxigenada pida ahora cirugía. No: el enfermo que necesita medidas estructurales no es operable; no se trata de un tumor maligno susceptible de ser extirpado, sino de un estado difuso que sólo puede curarse con la colaboración de todos.

La lista aprobada por el Gobierno merece algunas observaciones: por una parte, se fija objetivos demasiado abstractos: ¿qué quiere decir el principio de libre acceso al ejercicio de las profesiones? Por otra, elude mencionar siquiera aspectos básicos importantísimos: más importante que la competencia en el ferrocarril es la práctica de la adjudicación de obras públicas, que tiene fallos conocidos. La relación entre especulación urbanística y financiación local está, como todos sabemos, en la raíz de la crisis inmobiliaria, y, sin embargo, nada se dice al respecto. ¿Por qué esa atención al detalle obviando lo más esencial?

Lo social y la inflación

El problema de la inflación no es tratado como se merece: la limitación del sueldo de los funcionarios, un expediente fácil y de dudosa equidad; por no hablar del recorte de los aranceles de notarios y registradores a que nos tienen acostumbrados todos los gobiernos. Sin embargo, la necesidad de un acuerdo para estabilizar precios y salarios durante un corto periodo no se refleja en las medidas: se deja este asunto para el llamado diálogo social, olvidando quizá que, durante la pasada recesión de 1993, ese diálogo no fue más que una absoluta pérdida de tiempo.

En líneas generales, las propuestas tienen la orientación que cabría esperar, aunque muchos detalles son discutibles. No cambiarán el rumbo de la crisis; tampoco me parece que, como algunos han dicho, vayan a agravarla. Incluso es posible que permitan sentar las bases de una economía más sólida; pero no echemos las campanas al vuelo.

Alfredo Pastor es profesor del IESE.

Fuente Web IESE.


lunes, 15 de septiembre de 2008

El factor confianza


La confianza es el resultado de diferentes acciones. Es fruto del comportamiento del individuo y por ende fruto de de la cultura. ¿Solemos confiar en la gente en nuestro país? ¿Confiamos en nuestros compañeros de trabajo en particular? ¿Confiamos en nuestros jefes? ¿Confiamos en nuestros subordinados? ¿Confiamos en nuestra empresa?. La confianza es uno de los aspectos claves en la vida humana.

El mismo Fukuyama (el que nos sorprendió a todos con su “el fin de la historia”) coloca la confianza como característica crítica cultural “el bienestar de una nación, así como su capacidad de compartir, se halla condicionado por una  única y penetrante característica cultural: el nivel de confianza inherente a esa sociedad”


La confianza es fruto de una cultura común, de unos valores compartidos y se llega a convertir (más en nuestras sociedades) en un activo muy valioso. Desde el punto de vista de las organizaciones requiere de varios ingredientes: primero tiempo, después que exista el valor claramente definido de buscar el “bien común”, (Mire usted, sin este valor no intente más cosas). Cualquier intento sociológico de profundizar en otras características o valores, son sólo paños calientes. En occidente me atrevo a decir que la desconfianza vino de la mano de los intereses personales. “Mira por ti, que otro no lo hará”, “No te fíes ni de tu padre”. El mejor laboratorio sociológico que tenemos al alcance de todos son las reuniones de vecinos. Por favor hagamos el ejercicio intelectual de observarnos a nosotros mismos y a nuestros vecinos, a la hora de discutir por las realidades más practicas, concretas y cercanas que tenemos. ¿Se rigen las comunidades por marcos de convivencia, pactados por todos como mínimos, que pudieran regular la vida en común? ¿O por el contrario, son las reuniones fuente de conflictos con cada uno de ellos, donde cuando aprendo, me dedico a hacer, no lo que pienso que es justo, sino lo que me beneficia? No hay otro sitio donde se ponga más en práctica estrategias de negociación, que buscan el propio beneficio a costa de otro. Si alguien apoya tu propuesta, es para que tú le apoyes luego. La negociación se convierte en una herramienta para ordenar la selva y que el más fuerte no se imponga siempre al más débil.


Las reuniones de dirección general ¿No son parecidas?, ¿No estamos más pendientes de sacar el mejor partido para nuestro departamento, que de conseguir los fines de nuestra empresa?, ¿No se antepone la defensa de mis intereses, sobre lo sensato y común?.


viernes, 12 de septiembre de 2008

Tercer cimiento del liderazgo ético

Lo importante es la misión, no la popularidad. El líder ético sabe que su posición sólo tiene sentido en función de la misión. El interés permanente es la consecución de la meta. Sabe que ésto le traerá, en ocasiones, la impopularidad. Tendrá que tomar decisiones que no serán las que desea el colectivo liderado. Su misión será tratar de explicar el porqué de la decisión y cómo ésta contribuye a la misión. En otras ocasiones tendrá que callar y aguantar el chaparrón. Alineado con la misión ésta buscar el bien de los liderados. ¿Vemos ésto en los líderes políticos? El líder que solo busca su interés e instrumentaliza a sus seguidores se convierte en Tirano o Demagogo. Si las instituciones y el sistema democrático están fuertemente constituidos, el gobernante se tornará en demagogo, sino tendremos al tirano. No nos engañemos la demagogia puede ser peor que la tiranía, en cuanto da una sensación de libertad que en realidad no la hay.

jueves, 11 de septiembre de 2008

bella

Hoy toca una de cine. Pero lo voy ha hacer más difícil todavía. Presentaré una película que no he visto. He oído a unos amigos que estuvieron en Estados Unidos que es buena, pero no tengo más referencia. Creo que el Director Eduardo Verástegui era un "latin lover". Como actor hacia culebrones.Un día le dio por producir y dirigir esta película y gano el festival de Toronto, festival que suelen ganar todas las películas que optan al oscar. Si alguno la ha visto espero sus comentarios. un abrazo a todos

Me acaban de decir que no la dirige, que solo actúa en ella (gracias Julio)

lunes, 8 de septiembre de 2008

Liderando en la empresa pública

Una etapa profesional mía me llevó a desarrollar directivos de todos los niveles en la empresa pública. Etapa que recuerdo con cariño, donde aprendí mucho de los profesionales con los que trabajé en los diferentes seminarios. Me gustaría desde estas lineas rendir un pequeño homenaje a esos hombres y mujeres, que han tenido o tienen cargos de gobierno en este tipo de organizaciones. Una de las mayores dificultades por la que atraviesan y que diferencia su trabajo de la empresa privada, es liderar personas, que por razones diversas presentan baja motivación (muchas veces víctimas de sistemas retributivos “poco emocionantes”, trabajos poco reconocidos, ...etc) a lo que se añade el “puesto en propiedad”. Cualquier directivo sabe que a veces, aunque sea desagradable y poco deseable, hay que corregir a un colaborador y en casos extremos echar a la persona que no presenta unos mínimos requeridos. La autoridad se compone de prestigio, persuasión y sanción. Llegado el momento hay que saber utilizar esta última ¿pero qué pasa cuando el directivo no tiene esa capacidad de sanción?, ¿qué pasa cuando el profesional que sea, haga lo que haga, no puede ser despedido? (¡hombre! si mata y roba sí). Hace tiempo, leí un estudio, que concluía que el exceso de seguridad laboral es tan pernicioso para la motivación, como la ausencia de ésta.

Señores y señoras de la empresa pública no estáis exentos de dificultades, aun así las cosas funcionan...¡enhorabuena! y gracias.


lunes, 1 de septiembre de 2008

Rafael Andreu y Josep Maria Rosanas: "¿Predicar con el (mal) ejemplo?"

Artículo publicado en La Vanguardia

17 de julio de 2008



Según Business Week, algunas escuelas de negocios de conocidas universidades de EE.UU. están usando a delincuentes para dar clases de ética empresarial. Sí, han leído bien. Delincuentes de cuello blanco, que han estafado a sus empresas o a sus clientes y han cumplido penas de cárcel. Los delincuentes en cuestión cobran, claro. Walter Pavlo, la estrella del artículo, gana 100.000 dólares al año (la mitad se destina a restituir su delito). Así, esas universidades premian a los delincuentes por serlo. Pavlo desvió seis millones de dólares de sus clientes a su cuenta en las islas Caimán prometiéndoles un alto rendimiento. Tras dos años de cárcel, cuenta en clase que todo lo necesario para amañar los libros se sabe desde el primer curso de contabilidad. Suena más a invitación al delito que a argumento disuasorio. Si el delito es gordo y al final eres famoso por corrupto, siempre te quedarán las conferencias en escuelas de negocios.

¿Es la ética empresarial un contrasentido? ¿Se puede ser ético en los negocios? Un directivo ha dicho que "la ética empresarial consiste en compaginar la dirección con unas mínimas gotas de ética". Una investigación publicada en la Sloan Management Review concluye que ser ético da resultados, aunque sólo hasta cierto punto. No está mal ser ético, pero sólo para evitar males mayores o si es provechoso. Séalo sólo un poquito. ¿Cómo puede uno ser un poquito ético ¿Muy ético por la mañana y poco por la tarde, tratando de forrarse y al mismo tiempo evitar la cárcel.

Toda actividad entre humanos incorpora la ética por naturaleza. Cualquier episodio no ético es una falta de respeto a personas (empleados, clientes, inversores) que les niega su dignidad. La dirección de empresas debe enseñarse en toda su dimensión, que incluye la ética. No como una restricción: eso nos llevaría a tener que decidir por ejemplo qué incremento en beneficios justifica maltratar a un empleado, a tres, o a trescientos. Quizá deberíamos enseñarlo en la guardería, para que cuando los alumnos lleguen a las business schools lleven ya la ética puesta y puedan exigir una dirección de empresas ética. El mundo de la empresa está lleno de buenos ejemplos, de empresas que funcionan a partir de una concepción ética, y con beneficios incluso suculentos. Pero casi nunca aparecen en titulares...

Rafael Andreu y Josep Maria Rosanas son profesores del IESE.

Web de La Vanguardia.

(fuente: web del IESE)