

Sería magnífico que las empresas tuvieran una carta magna que sirviera para regular la convivencia en la organización. Cada empresa tendría la suya y en ella se enmarcarían los valores principales a vivir y respetar en dicha organización. Los empleados la conocerían. Sería una forma de explicitar los valores reales que se quieren vivir en dicha comunidad. La cultura propia donde esté la historia de la compañía, creencias, misiones, visiones, objetivos, valores (y cómo se materializan). Cada vez que un jefe pone una regla de juego en su equipo, debería comprobar que está alineada a esa carta magna empresarial.
Beneficios: más claridad para todos, de lo que se premia o castiga en la organización; mayor conocimiento de la idiosincracia de la empresa. Si es atractiva la carta magna cualquier empleado se sentirá orgulloso de la empresa a la que pertenece. Generaría espíritu de cuerpo y por lo tanto atractividad, unidad. Dentro de estos marcos generales es más fácil que se desarrollen líderes sanos y que generen institucionalización. No me estoy refiriendo a códigos de buen gobierno, que se limitan a regular los consejos de administración en términos, digamos, de mínimos. Me refiero a una constitución para toda la empresa, personas y departamentos. Una carta magna que exponga en positivo quiénes somos y dónde nos gustaría estar, como empresa en el mercado, en nuestra relación con los empleados, con nuestros clientes y proveedores. Qué es para nosotros la persona y cómo queremos tratarla. Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para obtener más beneficios,...etc.
Creo que en tiempos de talento escaso, ésto ayudaría a la atracción del mismo, pero sobretodo crearíamos entornos, donde trabajar fuera tan “nutritivo” como de hecho debería ser.
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