lunes, 14 de julio de 2008

En busca de la unidad perdida

Hace algún tiempo leí un libro, - que por cierto recomiendo vivamente- que se titulaba "Si Aristóteles dirigiera la General Motors", el autor es Tom Morris. En él recuerdo que hablaba de los cuatro trascendentes. Tengo que reconocer que de filosofía no estaba demasiado puesto. Así que me llamó mucho la atención. Seguí leyendo y descubrí que esos "cuatro" eran la Verdad, la Belleza, la Bondad y la Unidad. Dejadme que hoy hable del último: la unidad - en posteriores entradas me gustaría abordar el resto-.
La historia nos cuenta que al gran erudito judío Hillel (c. 30 a. de C. -10d. de C.) le preguntaron una vez qué era el judaísmo, y él se limitó a responder:
-No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Todo lo demás son comentarios-.
¡Vaya respuesta! El erudito más eminente de la intrincada ley judía, con todo el gran detalle de sus prescripciones, así como toda la gran influencia que ha ejercido en la historia, vistas como mero comentario acerca de algo que hemos conocido en otra formulación, la de la regla de oro. No hagas a los demás lo que no quieras que ellos te hagan a ti. Trata a los demás como quieres que te traten. (Tom Morris, pag. 179)
Realmente este extracto de su libro no es novedoso. Creo que está en toda cultura y corazón humano. Sin embargo si pasamos de la teoría a la práctica, ¿es ésta una práctica (valga la redundancia) habitual en las empresas?
Quiero presentaros a una amiga que sí me consta es una clásica de las organizaciones -empresas, familias, ONG´s, iglesias, fundaciones...etc, cualquier organización humana-: "La murmuración".
Se viste, con frecuencia, con el traje de "hacer política", otras veces con el fin de saber por motivos profesionales cuitas del vecino. Pero siempre, se vista como se vista, acaba hablando mal de un tercero, no presente, quitándole la poca fama que le pueda quedar.
La gravedad de esta práctica no se circunscribe al acto moral. A mi, ahora lo que me interesa, es su repercusión en la organización. No hay comportamiento más "disolvente" que éste. Corrillos informales, parejas que fuman en la calle, conversaciones en los servicios, comidas entre "amigos": da igual el sistema. Genera división, grumos, todo menos la unidad que requiere cualquier trabajo humano en común.
No hacemos más que hablar, en las empresas, de trabajo en equipo. Usamos sofisticados sistemas para conseguirlo. Sistemas retributivos que lo premien. Pero si no somos capaces de abordar la murmuración, extirpándola de nuestros comportamientos, todo lo demás de poco sirve.
El camino: Líderes sanos, que den ejemplo, que corten conversaciones inconvenientes, que generen el clima de confianza que requiere cualquier equipo, cualquier gobierno eficaz. Por otro lado bastaría con no olvidar lo que decía Hillel (ya sé que no fue el único, ni el más importante. También sé que esa sentencia fue reformulada y mejorada infinitamente). Con aplicárnoslo nosotros mismos mucho se haría.
Difícil de conseguir...puede. Pero posible....yo lo he visto.

3 comentarios:

Senior Manager dijo...

La murmuración es una condición humana inevitable, es controlable, si, pero como dije es inevitable... Se consigue una vez hemos agotado nuestra etapa infantil, en donde todo era bien y nada era mal. Así que murmurar es parte del mal que hay en las personas y a menos que iniciemos otra sociedad desde cero, seguiremos viendo la murmuración. Esto es comproblable y evidente en sociedades indígenas del Amazonas en donde no hay murmuraciones pues no las han aprendido ni crecido con ellas, entonces viven aún en una sociedad limpia donde el mal prácticamente no existe, sólo más allá de su entorno, en la selva. Las religiones más influyentes del mudo tienen prácticamente el mismo principio "No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Todo lo demás son comentarios", dicho con otras palabras tal vez, pero ya sabemos como esas mismas religiones han mandado a sus adeptos a hacer la guerra en nombre de esa misma religión...
Como dije, la murmuración es controlable, pero inevitable.

Unknown dijo...

La unidad es algo que vale la pena en cualquier ámbito de lo social. Efectivamente la murmuración mina dicha unidad. El hombre tiene una tendencia al mal (yo el mal lo entiendo como ausencia de bien). Dicho mal por tanto es evitable, mediante la realización de actos buenos. Estos actos podrían seguirse, como dice el axioma universal: "Trata a los demás como te gustaría que te traten a ti". Esta tendencia al mal es innata al hombre y no cultural. Hablo de tendencia, no de que el hombre no sea capaz del bien.
A lo largo de la historia de la humanidad gracias a la religión se ha conseguido una gran cota de bondad y como se ha visto cuando se olvida la religión sobrevienen los holocaustos comunista, nazi, etc.

Jacinto Custo

Teresa Livoti dijo...

Sé que se puede evitar del todo la murmuración. Conozco una persona que admitió que murmuraba de todo el mundo y se propuso llevar cuenta semanal de las veces que lo hacía. Fue disminuyendo, y se propuso disminuir cada vez más. Al fin logró dejar del todo este mal hábito. Teresa Livoti