Hace ya unos años, un gran amigo mío me contó una cosa que me hizo pensar. Mientras comíamos en un restaurante cerca de la plaza de la Libertad, me habló de uno de los últimos descubrimientos de la firma de RH en la que trabajaba -una de las más prestigiosas en aquellos momentos-. Descubrieron una competencia clave para hacer team building: "La competencia de integridad". Como vio mi cara ojo platica pasó a contarme sin dilaciones que significaba ese descubrimiento. Pues bien, para poder construir equipo de verdad -hoy en día a cualquier cosa se la llama equipo- hace falta que al menos una persona del equipo -no necesariamente el líder- posea dicha competencia. ¿en que consistía esa competencia? -le pregunte intrigado e irritado dada su tardanza en concretar lo explicado-. es la capacidad o disposición permanente o habitual a dar al equipo por encima que los demás. Sin reservas sin cálculos con alegría y generosidad. Vamos,... una actitud de servicio como una casa. Una actitud de las de verdad, por que hoy en día hablamos mucho de servicio y no es mas que la gran desconocida, -como Bin Laden todo el mundo habla de él, pero nadie lo ha visto-. Lo que me venía a decir mi amigo es que para poder trabajar con otros y conseguir resultados llamativos -si preferís la famosa sinergia- hacia falta personas -o al menos una- capaz de darse a los demás.
Con el tiempo descubrí que en su equipo, dentro de la firma, esa persona era él. Además de trabajar como un enano en los diversos proyectos de su equipo, se dedicaba a escribir libros que daban prestigio a la firma y los "co-escribía" con sus compañeros, - la verdad es que todo lo hacía él y luego ponía en las portadas a gente de su equipo. ¡olé su generosidad!... ya sabéis por que me dio que pensar.......
No hay comentarios:
Publicar un comentario